sábado, 14 de junio de 2008

Los miedos de Pía Barros

El año 1985 el miedo andaba por las calles y como era cosa de todos los días nos habíamos acostumbrado y no se lo decíamos a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Pía lo dijo. De eso era su libro Miedos transitorios.
En esos años yo estaba colaborando (Hernán Negro Venegas mediante, nuevamente) con dibujos para las publicaciones de Ediciones Ergo Sum, y a cambio Pía nos organizó un taller literario para todos los gráficos, y en una de esas me pasó su texto para que le hiciera la portada. Yo disponía de tiempo porque, trabajando en la Editorial Salesiana, no aceptaban pagarme un sueldo digno, pero al menos había negociado trabajar solo media jornada.
Este fue uno de los casos en que me leí todo el libro antes de ser publicado, y no recuerdo ninguna conversación muy específica sobre como sería la portada. El subtítulo De a uno, de a dos, de a todos, era la clave, y allí están (todos) en la portada.
Tomé dos de los personajes del cuadro Desayuno sobre la hierba de Manet, y los puse puertas adentro, que era donde la represión y el toque de queda había confinado a la vida cotidiana. La ambigüedad erótica de la escena se explicita al colocarlos en una cama. Al dibujar exageré las arrugas del pantalón del personaje masculino porque hacía poco había leído Las puertas de la percepción de Aldous Huxley, donde describe su experiencia de fascinación al contemplar como se arrugaba su pantalón cuando experimentaba con drogas.
Puertas afuera, un amortajado. La política de detener y desaparecer había sido reemplazada por asesinatos selectivos. 1985 fue el año de los hermanos Vergara, y del asesinato de Parada, Guerrero y Nattino. El entrelazado de cuerdas también se lo debo a Huxley.


Ciento veintidós años antes, en un París revolucionario, se gestaban vanguardias en la política y en el arte. “En 1863, el jurado se muestra tan severo (3000 obras rechazadas de las 5000 propuestas por los pintores) que Napoleón III [Vèase El 18 de Brumario de Luis Bonaparte del recordado K. Marx, dode ironiza muy a su manera sobre N-III, diciendo que los personajes, cuando aparecen dos veces en la historia, lo hacen la primera vez como tragedia, y la segunda vez como comedia. N. Del A.] autoriza la celebración de un ‘Salón de los Rechazados’ en un lugar del Palacio de la Industria distinto del ocupado por el Salón oficial. Le déjeuner sur l’herbe (Desayuno sobre la hierba o El almuerzo campestre), presentado por Manet, provocará un estruendoso escándalo en el Salón de los Rechazados.” (Los pintores, el Salón, la crítica, 1848-1870, Ficha de visita al Musée d’Orsay, Service culturel, París, 1993).


Lea el siguiente episodio titulado “Los miedos de Pato Andrade en el taller de la Pía”. Proximamente en este blog. ¿Donde, si nó?

1 comentario:

Jimena Andrade dijo...

Maravilloso padre, maravilloso...todo lo escribes muy bien, soy tu admiradora number one! y tu eres mi padre....orgullosa, orgullosísima.